¿Estás preparada? No tienes nada que temer, estás conmigo. Solo guarda silencio. Mi aliento es ahora tu ángel de la guarda y el sabor de mis labios es tu único deseo por cumplir. Desnúdate poco a poco mientras observo la miel que hay en tus ojos, dulce como el azúcar y malvada como el veneno. Tus pestañas ahora son mis aliadas, no tienes nada que hacer. Estás perdida. Ahora, te sumergirás en una piscina de placer. Te beso todo el cuerpo: las manos, los pies, el pecho, la boca, la espalda...todo. Creo estar perdiendo la noción del tiempo. El tiempo ahora no es un problema, es un lujo. Tu cuello tan suave, tan perfecto se deja tocar por mis labios, sedientos de placer. Admítelo, esto es una noche que nunca olvidarás. Una noche en la que tu eres mi reina y yo soy tu rey. Una noche en la que los dos nos entregamos uno al otro. Una noche de pasión eterna y placer asegurado. Te estás volviendo loca, porque sabes que estás llegando a un punto donde nunca llegaste, desconocido y nuevo. Respiras tranquila y a la vez tensa. Te mueves sensualmente, solo puedes hacer eso tu, de esa forma tan sensual. El rojo de tus mejillas gritan de satisfacción. Estás nerviosa. Estás tranquila. Estás llena de antónimos que surgen a la vez. Estas llena de satisfacción. Conmigo, la noche se transforma en paraíso. Admítelo. Estás fuera de control.
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