Quizás sea la hora de encender el motor de mi felicidad. Quizás sea la hora de impregnarme de libertad y saltar como un loco bajo la lluvia. Estoy harto de niñatas con tacones de treinta centímetros y de chulos que se creen lo más. Estoy harto de esta puta sociedad que me apaga la alegría cada vez más y más. La gente está tan aburrida de su vida, que habla de tí sin cesar. Pero habla mal. ¿Y que importa que hablen? Su lengua es sólo una puta espina dolorosa y llena de veneno que te hace pensar en cosas que nunca te imaginas. El poder de controlar la mente humana reside en dos sistemas: el sistema político y el sistema de 'los cotillas'.
Que hablen de mí, me encanta. Así sabré la envidia que me tienen y los segundos que piensan en mí.
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