lunes, 18 de marzo de 2013

''La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.'''


He recorrido las calles durante miles de años, incluso millones. Y todavía sigue habiendo gente que lucha cada día por sus sueños, inmortalizándolos en una explosión de sonrisas y colores sin fin, en instantáneas en blanco y negro o simplemente en una trompeta o un saxofón. He aprendido que no solo los valientes saben luchar, sino que también los débiles tienen una oportunidad de abandonar sus miedos y echar a volar. He aprendido que hay cosas maravillosas en el mundo como ver a una madre dándole el pecho a su hijo y cosas terribles, como ver morir a aquellas personas por las que darías la vida por un sólo segundo más a su lado. He aprendido a bailar con La Luna y a contarle mis problemas a las estrellas mientras ellas me miraban con cara de querer rozar la tierra, cansadas del nocturno cielo. He aprendido a saltar, a vivir, a sonreír, a soñar y a no tener miedo, porque precisamente solo se encuentra en mi y no en ninguna cosa que me rodea.

También he aprendido a vigilar las luces de la ciudad, para que no dejen de iluminar a los cientos de artistas que brillan cada noche por las calles de Italia y Francia. Y por supuesto, he aprendido a valorar a la gente que de pequeño me sacaba una sonrisa de oreja a oreja en la gran carpa del circo. He aprendido a recordar todos los días de mi vida a la naturaleza, y a darle gracias por haberme hecho así, como soy, porque sé que cada uno tenemos una esencia única e irrepetible, y que por eso somos especiales. He aprendido que no nacemos por nacer; nacemos para ser felices y hacer felices a los demás. También aprendí que los sentimientos son maravillosos y que cada uno puede ser bueno o malo a su manera. Pero de lo que más orgulloso estoy de haber aprendido, ha sido de conocer el amor, que, aunque a veces duela, no deja de ser maravilloso.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Siete


El siete. Para muchas personas, el siete es el número natural que sigue al seis y precede al ocho. Para otras personas, no sólo es el valor de un número representado en miles de gráficas matemáticas. También representa lo bueno para algunas religiones. Para los más religiosos, el siete representa el número de los siete pecados capitales. Para los más rutinarios, solo son los días de la semana. Y para los amantes de las leyendas y los dichos populares, el siete representa las vidas que tiene un gato. Siete notas musicales, siete mares, siete sabios griegos, siete maravillas del mundo, siete enanitos...tantos significados para este número...pero aunque a mi me suenan todos, me quedo con el más importante y no mencionado: siete...meses. 

Siete meses de historia con la persona más perfecta para mi y más maravillosa del mundo: Alejandro. Aún parece ayer cuando lo vi por primera vez por la web-cam. O la primera vez que escuché su dulce tono de voz por el teléfono aquella noche de otoño. Y es que son tantos recuerdos los que inundan mi mente ahora mismo, tantas experiencias vividas con él, y con su sonrisa, la cual me tiene hipnotizado desde la primera vez que abrió las comisuras de la boca para sonreír. Y poco a poco, asumido en un mundo diferente y placentero, el mundo de los sueños, me atreví a desafiar a todos y a todo y me enamoré perdidamente de la única persona que creía en mi. 

Y es que el amor es una cosa de dos, algo inexplicable que solo entienden los enamorados, y no los demás que, con miradas de recelo, intentan a espaldas de todos encontrar defectos y malas impresiones. Y no me arrepiento de nada de lo que hecho con él. Quizás me arrepienta de no haberle hecho sonreír lo suficiente, ya que se merece que a todas horas esté sonriendo. Y me encanta provocársela, lo admito. Él sabe que es mi debilidad, y que estoy cada día más orgulloso de tenerlo y de todo lo que hace para mejorar este mundo. Son personas como él las que quedan inmortalizadas en los recuerdos más bonitos. 

sábado, 2 de marzo de 2013

Querido Ismael



''Hace una eternidad, en los peores días de la guerra, tuve un sueño. En él volvía a recorrer la Playa del Inglés contigo. El sol se ponía y el islote del faro se distinguía entre la bruma. Todo era como antes: La Casa del Cabo, la bahía..., incluso las ruinas de Cravenmoore sobre el bosque. Todo menos nosotros. Éramos un par de viejecitos. Tú ya no estabas para navegar y yo tenía el pelo tan blanco que parecía ceniza. 
Pero estábamos juntos

Desde aquella noche he sabido que algún día, no importaba cuándo, llegaría nuestro momento. Que en un lugar lejano, las luces de septiembre, se encenderían para nosotros y que, esta vez, ya no habría más sombras en nuestro caminio
Esta vez sería para siempre.''

Sr. Charlie Chaplin