Título: A Tale Of Two Cities (Historia de dos ciudades)
Autor: Charles Dickens (Texto adaptado de Ralph Mowat)
Editorial: Oxford Bookworms
Capítulo 3: A trial in London (Un juicio en Londres)
1780.
El banco Tellson de la ciudad de Londres era edificio viejo, oscuro y feo. Olía a polvo y papeles viejos, y la gente que trabajaba allí parecían viejos y polvorientos también. Fuera del edificio se encontraba Jerry Cruncher, que llevaba mensajes a la gente del banco.
Una mañana de marzo de 1780, Jerry tenía que ir al Old Bailey a recoger un mensaje importante del señor Lorry. Los juicios en el Old Bailey eran normalmente para criminales peligrosos, y esa mañana el preso era un hombre joven de unos veinticinco años, bien vestido y bastante tranquilo.
- ¿Qué ha hecho?- preguntó Jerry al conserje tranquilamente.
- ¡Es un espía! ¡Un espía francés!- le dijo el conserje.- Él viaja de Inglaterra a Francia y le revela al rey francés información sobre nuestro ejército inglés.
- ¿Qué pasará si es el culpable?- preguntó Jerry.
- Oh, tendrá que morir, sin duda.- replicó el portero con entusiasmo.- Lo colgarán.
- ¿Cómo se llama?
- Darnay, Charles Darnay. No parece un nombre inglés, ¿no?
Mientras Jerry esperaba, miró hacia la multitud de dentro del Old Bailey y se dio cuenta de la presencia de una joven señorita de unos veinte años y su padre, un señor con el pelo muy blanco. La joven señorita parecía muy triste cuando miró al preso, y se aferró con fuerza a su padre.
Entonces empezó el juicio, y la primera persona en hablar contra Charles Darnay se llamaba John Barsad.
Él era un hombre honrado, dijo él, y orgulloso de ser inglés. Sí, él era, o había sido, amigo del preso. Y en los bolsillos del preso había visto planes importantes y listas sobre ejércitos ingleses. No, por supuesto él no llevaba encima las listas. Y no, él no era un espía a sí mismo, no era alguien pagado para engañar a los inocentes.
A continuación, habló la joven señorita. Ella dijo que había conocido al preso en el barco que la había transportado a ella y a su padre de Francia a Inglaterra.
- Fue muy bueno y amable con mi padre y conmigo.
- ¿Estaba viajando solo en el barco?
- No, él estaba con dos caballeros franceses.
- Ahora, señorita Manette, ¿vio que les mostrara algún papel, o algo parecido a una lista?
- No, no vi nada como eso.
¡Preguntas, preguntas, preguntas! El juicio siguió, y finalmente, habló un hombre bajo y pelirrojo. Le dijo al juez que había visto al señor Darnay en un hotel de la ciudad donde había muchos soldados y barcos. Entonces uno de los abogados, un hombre llamado Sydney Carton, escribió unas palabras en un trozo de papel, y se lo dio al señor Stryver, el abogado que estaba hablando por el señor Darnay.
- ¿Está completamente seguro de que el preso es el hombre que vio?- le preguntó el señor Stryver al hombre pelirrojo.
- Completamente seguro.- dijo el hombre.
- ¿Ha visto a alguien parecido al preso?- preguntó el señor Stryver.
- Siempre podré reconocerlo.
El hombre pelirrojo parecía muy seguro de si mismo. ´
- Debo pedirle que mire al caballero de allí.- dijo el señor Stryver, señalando a Sydney Carton.- ¿No cree que se parece al preso?
Todos en el tribunal pudieron ver que Sydney Carton y Charles Darnay eran en efecto muy parecidos.
- Pues bien.- dijo el señor Stryver.- Es tan sencillo encontrar a un hombre parecido al preso que podemos incluso encontrarlo en esta sala. Así que, ¿cómo puede estar tan seguro de que fue el prisionero a quien vio en ese hotel?
En hombre pelirrojo no dijo ninguna palabra.
Los abogados hablaron y discutieron, y cuando el juicio llegaba por fin al final, Jerry Cruncher se había quedado dormido.
Pero el señor Lorry lo despertó y le dio un trozo de papel. 'NO CULPABLE' eran las palabras escritas en él, y Jerry se apresuró a regresar al banco Tellson con el mensaje.
Sydney Carton parecía ser el hombre a quien no le importaba nada ni nadie. Él era el ayudante del señor Stryver. De hecho, él hacía la mayor parte del trabajo del señor Stryver. Stryver era bueno hablando en el juicio, pero no era muy bueno en descubrir hechos y detalles importantes, especialmente cuando esos detalles estaban escondidos en un montón de papeles. Cada noche Carton estudiaba los muchos papeles que los abogados tenían que leer, y anotaba las preguntas que Stryver debería de preguntar al día siguiente en el juicio. Y cada día Stryver preguntaba esas preguntas, y la gente creía lo listo que era.
Fuera del Old Bailey, el señor Darnay, ya hombre libre, se reunió con sus amigos: el doctor Menette y su hija Lucie, el señor Jarvis Lorry, el señor Stryver y el señor Carton.
El doctor Manette ya no era el hombre de la habitación de arriba de la taberna de Defarge cinco años atrás. Su cabello era blanco, pero sus ojos desprendían brillo y permanecía recto y fuerte. A veces su rostro se volvía oscura y triste cuando recordaba los años en la prisión de la Bastilla; en esos momentos sólo su hija Lucie, a quien él amaba tanto, podía ayudarlo.
Mientras estaban allí hablando, una extraña expresión apareció en la cara del señor Manette. Él estaba mirando fijamente a Charles Darnay, pero él no parecía mirarlo. Hubo aversión por unos momentos, incluso miedo en sus ojos.
- Padre mío.- dijo Lucie suavemente, poniendo su mano sobre su brazo.- ¿Nos vamos a casa ya?
- Sí.- contestó él lentamente.
Se marcharon en el carro pronto, y luego el señor Stryver y el señor Lorry se fueron caminando, dejando al señor Darnay y al señor Carton solos.
- Debe de ser extraño para usted- dijo Carton.- el ser un hombre libre de nuevo, y estar de pie ahí, hablando con el hombre que se le parece exactamente. Salgamos a comer juntos.
Después de que hubieran comido, Carton dijo suavemente:
- ¡Que de triste y preocupada estaba la señorita Manette por usted hoy! Es una mujer preciosa, ¿no cree?
Darnay no respondió a lo que Carton había dicho, pero le agradeció su ayuda en el juicio.
- No quiero tus agradecimientos.- respondió Carton.- No he hecho nada. No creo que me guste.
- Bueno.- dijo Darnay.- Usted no tiene motivos para que yo le guste. Pero espero que me permita pagarle la factura por ambos.
- Por supuesto. Y tan pronto como me haya pagado, tendré otra botella de vino.
Después de que Darnay se hubiera ido, Carton bebió algo de vino y se miró al espejo. Estaba enfadado porque Darnay se parecía mucho a él, pero era muy diferente. Carton sabía que era un abogado inteligente, y que era un hombre bueno y honrado, pero él nunca había tenido éxito a nivel personal. Bebía mucho, y su vida era desgraciada y sin amigos. Su inteligencia y su esfuerzo en la ley solo hacía a otros, como el señor Stryver, exitosos y ricos. Recordó el rostro de preocupación de Lucie Manette cuando vio a Darnay en el tribunal.
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Se bebió otra botella de vino y cayó dormido.
En una tranquila calle no muy lejos, se encontraba la casa donde vivían el doctor Manette y Lucie. Ellos tenían una criada, la señorita Pross, que había cuidado de Lucie desde que era una niña. La señorita Pross tenía el pelo rojo y una voz rápida y aguda, y a primera vista parecía una persona muy alarmante. Pero todo el mundo sabía que en realidad ella era una amiga afectuosa y desinteresada, que haría cualquier cosa por proteger a su querida Lucie de un problema o peligro.
El doctor Manette ya estaba lo suficientemente capacitado para trabajar como doctor, y él, Lucie y la señorita Pross llevaban una vida tranquila y cómoda. El señor Lorry, que empezaba a ser un amigo cercano de la familia, iba regularmente a la casa, y en los meses posteriores al juicio, el señor Darnay y el señor Carton también se convirtieron en visitantes frecuentes. Esto no le agradaba en absoluto a la señorita Pross, que siempre parecía muy enfadada cuando llegaban.
- Nadie es suficiente bueno para mi querida Lucie.- le dijo un día al señor Lorry.- Y no me gustan esos cientos de visitantes.
El señor Lorry tenía una opinión sublime de la señorita Pross, pero él no era lo suficiente mente valiente para discutir que dos visitantes no eran ''cientos''. Nadie discutía con la señorita Pross si podían evitarlo antes.
Datos adicionales:
Estamos frente a un capítulo largo del libro donde se desarrollan varias escenas diferentes, pero relacionadas de algún modo. El capítulo recoge el juicio de un tal Charles Darnay, que es acusado de filtrar información del ejército inglés al rey de Francia. El abogado encargado de defenderlo es el señor Stryver, aunque en realidad el trabajo lo hace Sydney Carton. Los dos son abogados, pero Carton es el ayudante del primero, haciéndole el trabajo más duro para que luego Stryver quede como el más inteligente de los dos. Esto hace que la vida de Carton sea una desgracia. También aparece en escena nuestro viejo amigo Jerry Cruncher, que esta vez es el encargado de llevar al banco Tellson la noticia de que Darnay es inocente. Otros personajes son el doctor Manette y su hija, esta última parece preocupada al ver preso a Darnay, y Jarvis Lorry, que es el encargado de entregarle el mensaje a Cruncher. El último personaje en aparecer es la señorita Pross, criada de la familia Manette, caracterizada por ser un personaje protector y a la vez con mal genio.
Entre las palabras destacadas en el texto, podemos encontrar 'guilty' (culpable) y 'doorman' (conserje, portero). También podemos notar la increíble mejoría del doctor Manette respecto a su estado en los anteriores capítulos.