Vi a Monsieur C. Auguste Dupin por primera vez cuando todavía vivía en París. Lo conocí en una librería ya que ambos buscábamos el mismo libro raro, y nos hicimos amigos muy pronto. Estaba impresionado por el gran número de libros que había leído y por su viva imaginación. Dupin tenía un gran talento para presentar los hechos y buscar lógicas explicaciones para situaciones difíciles. Debido a sus habilidades, la policía le preguntaba a menudo para que les ayudara a resolver misterios.
Un día, leímos en el periódico acerca del asesinato de dos mujeres. Sus cuerpos fueron descubiertos en su casa de la Rue Morgue. El periódico de la tarde informó de la historia de la siguiente manera:
''A las tres en punto de esta mañana, los habitantes de la Rue Morgue oyeron unos terribles gritos procedentes de la casa de Madame L'Espanaye y su hija Camille. Ocho de los vecinos echaron la puerta abajo. Pero cuando entraron a la casa con dos policías, los gritos habían cesado. A medida que corrían por las escaleras, oyeron dos voces procedentes de la parte superior de la casa discutiendo fuertemente. Sin embargo, cuando ellos llegaron a la segunda planta, las voces cesaron. Todo estaba en silencio. Los hombres corrieron de habitación en habitación hasta que llegaron a una puerta cerrada en la cuarta planta de la casa. Forzaron la puerta a abrirse, porque la llave estaba dentro. Cuando consiguieron entrar, sus ojos encontraron un horrible espectáculo. La habitación estaba hecha un terrible desastre. Los muebles habían sido lanzados en todas direcciones y muchos de ellos estaban rotos. El colchón había sido movido de la única cama y lanzado al centro del piso. La cuchilla de afeitar estaba cubierta de sangre en la silla. Algo gris, cabello humano, también cubierto de sangre, se encontraba al lado de la chimenea. El cabello parecía como si lo hubieran arrancado de raíz. En el suelo encontraron un valioso collar y dos bolsas que contenían casi cuatro mil francos. Los hombres no pudieron encontrar ni a Madame L'Espanaye ni a su hija. Se dieron cuenta del montón de hollín de la chimenea, así que decidieron mirar en su interior. Era aquí donde se encontraba el cuerpo de Camille. Ella había sido colgada boca abajo en la chimenea. Los vecinos tiraron fuertemente para sacar el cuerpo. Todavía estaba caliente. Había arañazos profundos en su cara y contusiones oscuras en su cuello, como si hubiera sido estrangulada. Aunque buscaron por la casa entera, los hombres no encontraron nada más. Siguieron su camino hasta llegar al pequeño jardín en la parte trasera del edificio. Allí encontraron el cuerpo de Madame L'Espanaye. Su garganta había sido tan mal cortada que cuando intentaron mover el cuerpo, su cabeza casi se cae.''
El periódico informaba que no había pistas del misterio de esos horribles asesinatos. Sin embargo, en los días siguientes, el periódico tenía algo de información adicional. La policía entrevistó a muchas personas, y el periódico informaba de la historia de cada persona.
JULES MIGNAUD
Un banquero, le dijo a la policía que Madame L'Espanaye había abierto una cuenta en su banco ocho años antes. Tres días antes de su muerte, ella sacó cuatro mil francos de oro de su cuenta. El dinero se envió a su casa.
PAULINE DUBOURG
Una lavandera, dijo que había trabajado para las dos mujeres durante tres años. Informó que la anciana mujer y su hija se llevaban bien una con la otra. Pauline pensaba que Madame L'Espanaye era bastante rica, a pesar de que no tenía criados. Pauline nunca había visto a nadie más en la casa.
Muchos otros vecinos dijeron las mismas cosas: nadie sabía de ningún visitante de la casa. Nadie sabía si las dos mujeres tenían algún familiar. Las ventanas delanteras estaban rara vez abiertas, y las otras de atrás estaban siempre cerradas, excepto las ventanas de la habitación trasera de la cuarta planta.
ISIDORE MUSET
Un policía, declaró que había sido llamado a la casa sobre las tres en punto de la mañana. Tan pronto como entró en la casa, los gritos pararon de repente. Él empezó a correr por las escaleras cuando oyó dos voces de enfado. Una voz era bastante profunda; la otra era mayor y muy extraña. La voz profunda, definitivamente no de una mujer, estaba hablando francés. No pudo entender lo que la voz superior estaba diciendo, pero pensó que estaba hablando español.
HENRI DUVAL
Un vecino, era uno de los hombres que entró a la casa. Coincidió bastante con Muset, excepto que él pensaba que la voz superior estaba hablando italiano. No estaba seguro de sí esa voz pertenecía a un hombre o a una mujer. Conocía a Madame L'Espanaye y a su hija. Estaba seguro que la voz superior no pertenecía a ninguna de ellas.
MR ODEINHEIMER
Propietario de un restaurante de Amsterdam, pasaba por la casa cuando oyó los gritos. También entró al edificio. Pensó que la voz superior era de un francés. No pudo entender lo que estaba diciendo, pero pensó que la voz superior sonaba asustada a la vez que enfadada.
WILLIAM BIRD
Inglés, fue uno de los primeros en subir las escaleras. Oyó las voces discutir y los sonidos de la gente enfrentándose. Estaba seguro de que la voz superior estaba hablando alemán, aunque él no hablaba ese idioma. Creía que la voz superior podría ser de una mujer.
ALFONZO GARCIO
Un trabajador de una funeraria, vive en la Rue Morgue, no subió las escaleras. Estaba demasiado nervioso. Oyó las voces e identificó la voz profunda como a un francés y la voz superior como alguien hablando inglés, aunque él no hablaba inglés.
DR PAUL DUMAS
Examinó los cuerpos por la mañana temprano. Ambos fueron estaban tendidos en la habitación cuando la hija fue encontrada. El cuerpo de Camille fue terriblemente magullado y cortado justamente por debajo de la barbilla. Su cara tenía un color horrible. Sus ojos estaban saliéndose de las órbitas y casi se había mordido la lengua. El doctor creyó que Camille fue estrangulada por un desconocido. El cuerpo de la madre estaba terriblemente mutilado. Todas sus costillas y su brazo y pierna derechos estaban rotos. El doctor Dumas pensó que el asesino era un hombre, porque ninguna mujer podría tener fuerza suficiente para causar tales heridas. La cabeza estaba casi separada del cuerpo. La barbilla había sido cortada con un instrumento muy afilado, probablemente una cuchilla de afeitar.
Todos los hombres que entraron a la casa estaban de acuerdo en que la puerta de la habitación donde el cuerpo de Camille fue encontrado había sido cerrada desde dentro. Ninguno de los hombres vio a nadie en la habitación cuando forzaron la puerta para abrirse paso. Todas las ventanas estaban cerradas y bloqueadas desde dentro.
El periódico informaba que las chimeneas de todas las habitaciones de la cuarta planta eran demasiadas estrechas para que pasase un cuerpo humano, así que nadie hubiera podido escapar así. No había escaleras traseras por las cuales el asesino hubiera podido escapar. Tales misteriosos asesinatos nunca habían sido cometidos en París antes. La policía no tenía ni pistas ni sospechas.
Dupin empezó a estar muy interesado en los asesinatos.
''¿Qué piensa?'' me preguntó. ''¿Qué le parece todo esto?''
''Estoy de acuerdo con la policía de París. Parece imposible resolver esos asesinatos.'' respondí. ''No veo la manera de encontrar al asesino''.
''La policía de París no siempre es tan lista como ellos querrían que la gente piensen.'' continuó Dupin. ''Ellos no siempre utilizan los métodos correctos para resolver un crimen. Vamos a llevar a cabo algunas investigaciones sobre estos asesinatos. Nos dará algo de diversión. Iremos a la casa de la Rue Morgue y la examinaremos para nosotros mismos. Conozco al jefe de la policía de París, así que no me resultará difícil conseguir el permiso necesario.''
Tuvimos el permiso y fuimos inmediatamente a la casa de la Rue Morgue. Estaba lejos de donde vivíamos, y era bien tarde cuando llegamos. Antes de entrar, nos dimos una vuelta por la parte trasera de la casa. Dupin lo examinó todo cuidadosamente, aunque no pude ver la razón para hacerlo.
Finalmente tocamos en la puerta principal y nos permitimos pasar. Fuimos escaleras arriba a la habitación donde el cuerpo de Camille había sido encontrado. Los dos cuerpos estaban todavía allí. Nada había sido tocado; todo era exactamente como el periódico lo describía. De nuevo, Dupin lo examinó todo muy cercanamente, incluido los cuerpos. Entonces salimos al jardín. Un policía estaba con nosotros todo el rato.