Autor: Migue. ~
Me llamo Pedro. Soy un chico de diecisiete años. Vivo en un pueblecito de Valencia. La vida para mí, que digamos, no es muy fácil. No tengo apenas amigos y se ríen de mí por ser como soy: gordo, con gafas y ortodoncia. En realidad, no soy feliz. Todo iba como siempre, con la misma rutina de todos los días, hasta que apareció ella en mi vida. Su nombre era Alicia. Tenía la misma edad que yo. Se acercó un día a mí, cuando estaba sentado en el parque leyendo.
- Hola.- me dijo alegremente.
- Bu...buenos días.
Me quedé impactado. Tenía los ojos azules mar y el pelo castaño fuerte. Era guapísima.
- ¿Qué lees?- me sonrío.
- Memorias de un hombre solitario.- era tímido, muy tímido.
- Leí esa novela. Es genial.
- Sí, realmente lo es. Yo la estoy acabando.
De repente, sonó su móvil y después de varios minutos hablando, colgó.
- Lo siento pero me tengo que ir. ¿Me das tu número de teléfono y hablamos luego?
- Claro.
Le dí mi número de teléfono y se fue corriendo, guiñándome el ojo. Me sonrojé. Desde ese momento, no dejé de pensar en ella ningún solo momento. Las horas se me iban pensando en aquella imagen que quedó sellada en mi mente de una chica de pelo castaño y ojos azules. No tenía otra cosa en la cabeza. Su sonrisa, sus ojos. Nos seguimos comunicando después de aquel día en el parque. Solíamos quedar para ir al cine, para ir al parque, para leer juntos, Era fantastico. Al final, quedamos los dos enamorados uno del otro. A Alicia no le importaba mi físico. Me quería por como era. Por fin, alguien me quería por como era. En ese momento, empezaba a ser feliz. Cuatro semanas después, me enteré de que Alicia había sufrido un accidente de coche cuando iba de vacaciones. Un coche les sorprendió y se estrellaron. Sus padres habían muerto y ella estaba grave en el hospital. Corriendo, fui junto a ella.
- Posiblemente, estas sean nuestras últimas palabras, Pedro...
- No digas eso, te vas a salvar.
- El médico me ha dicho la verdad. No tengo posibilidades.
- Nunca me dejes, te quiero demasiado.
- Quiero que tu imagen sea lo último que vea en la vida. Porque te quiero más que a eso.
Alicia empezó a agonizar. Los segundos estaban contados.
- Te quiero, Pedro.- Y dicho esto, inclinó la cabeza y murió
Sin ella no era nada. Todo estaba perdido. Cogí depresión. No comía nada, no salía a la calle. Solo quería estar con ella pero no estaba a mi lado y eso me deprimía más. El dolor me estaba matando. Fui a la cocina de mi casa, cogí un cuchillo y me corté las venas. Si ella murió, yo también lo hice detrás de ella, porque sin ella no soy nada en este mundo. Porque ella es mi mundo.