jueves, 15 de septiembre de 2011

Aprender a ser valiente

 

Hay veces que es mejor soltar las lágrimas, lágrimas que reflejan a una persona que no eres tú: tu parte débil. Al fin y al cabo, los humanos somos humanos y como personas sensibles, tenemos nuestro corazón. Ese órgano que late con fuerza en nuestro interior y que bombea sangre por todo el cuerpo. Ese órgano...es algo más que un órgano. Y esa pequeña cosa dentro de tu cuerpo te puede dar los malos días alguna vez. Es decir, levantarte una mañana y descubrir que no eres tú, que te notas diferente. ¿Qué me pasa, qué está ocurriendo? Soy débil. No se puede ser inmortal, pero sí valiente. Hay cosas que te motivan a seguir para adelante, a no detenerte en este camino lleno de llagas mortales que es la vida. Da igual lo que pienses, ahora lo más importa es tu dignidad. ¿Cómo tirar para adelante si tu corazón está destrozado y tu felicidad se reduce? Muy fácil, siendo valiente. La valentía es algo que por cojones, hay que sacar. Muchas personas están en la misma situación que nosotros y tenemos que seguir adelante, y luchar. Luchar hasta que no haya mañana, luchar hasta que la fuerza de nuestros músculos se derrumbe. Luchar hasta que el cielo se deshaga en la oscuridad y luchar, luchar hasta que el amor, la paz y el triunfo conquisten nuestras vidas. Siempre hay lugar para una sonrisa. Siempre hay lugar para levantarse por las mañanas y decir: Sigo aquí, y esta vez, voy a comerme el mundo. 

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